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Taxonomía de Bloom: cómo diseñar objetivos de aprendizaje

Índice

La taxonomía de Bloom es una de las herramientas más importantes en el campo de la educación y la pedagogía. Concebida originalmente por Benjamin Bloom y sus colaboradores a mediados del siglo XX, ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse en un referente ineludible para todos aquellos profesionales que buscan mejorar la calidad de sus propuestas didácticas. En este artículo, analizaremos qué es la taxonomía de Bloom, cuáles son los objetivos en la taxonomía de Bloom actualizada y cómo se articula la famosa Taxonomía de Bloom: Pirámide y Verbos que ayudan al docente a diseñar actividades y evaluaciones más efectivas. Además, veremos cómo podemos aplicar este marco teórico en nuestras clases para fomentar el desarrollo integral del alumnado.

¿Qué es la taxonomía de Bloom?

Para comprender la relevancia de la taxonomía de Bloom en el ámbito educativo, es fundamental responder a la pregunta: ¿qué es la taxonomía de Bloom?

En pocas palabras, se trata de una clasificación jerárquica de los objetivos de aprendizaje que busca describir las habilidades cognitivas que pueden desarrollar los estudiantes cuando se exponen a una serie de experiencias educativas organizadas.

En su versión original de 1956, Benjamin Bloom y su equipo establecieron una estructura compuesta por seis niveles cognitivos:

  1. Conocimiento
  2. Comprensión
  3. Aplicación
  4. Análisis
  5. Síntesis
  6. Evaluación

El propósito principal de esta clasificación era ofrecer a los docentes una guía para diseñar sus objetivos de manera clara y, sobre todo, para atender distintos grados de complejidad cognitiva. Con el paso de las décadas, la taxonomía de Bloom se ha consolidado como una referencia internacional al momento de planificar currículos, programaciones didácticas y sistemas de evaluación.

Objetivos en la taxonomía de Bloom actualizada

Aunque la versión original de Bloom sigue siendo muy influyente, con el tiempo se han propuesto revisiones que han introducido cambios importantes en la forma de concebir la jerarquía. Los objetivos en la taxonomía de Bloom actualizada (publicada en 2001 por un grupo de psicólogos cognitivos, teóricos del currículo y especialistas en evaluación, entre los que destacan Lorin W. Anderson y David R. Krathwohl) reorganizan los niveles y modifican la terminología para adaptarla mejor a la pedagogía contemporánea.

La revisión principal radica en que se sustituyen los sustantivos originales por verbos, y se reordenan algunos niveles. Así, la nueva versión de la taxonomía queda de la siguiente manera:

  1. Recordar (Remember): Evoca el antiguo “Conocimiento” y se refiere a la capacidad de recordar información.
  2. Entender (Understand): Equivale a “Comprensión”, enfocándose en la habilidad de interpretar ideas.
  3. Aplicar (Apply): Corresponde a la aplicación práctica del conocimiento.
  4. Analizar (Analyze): Implica descomponer la información en partes y estudiar cómo estas se relacionan.
  5. Evaluar (Evaluate): Se refiere a juzgar la pertinencia o la calidad de algo basándose en criterios o estándares.
  6. Crear (Create): Anteriormente conocido como “Síntesis”, ahora apunta a la producción de algo nuevo a partir de la combinación de elementos.

Este cambio no es meramente estético. El paso de los sustantivos a los verbos resalta la necesidad de que los estudiantes sean activos en su proceso de aprendizaje, en lugar de receptores pasivos de información. Asimismo, se hace hincapié en la capacidad para “crear”, posicionándola en el nivel más alto de la jerarquía cognitiva, y reconociendo la importancia que tienen la innovación y el pensamiento divergente en la formación actual.

taxonomía de Bloom

Taxonomía de Bloom: Pirámide y Verbos

Una imagen muy popular que ejemplifica la Taxonomía de Bloom: Pirámide y Verbos es la representación gráfica de la jerarquía, colocada en una figura piramidal donde la base corresponde a los procesos cognitivos menos complejos y la cúspide a los procesos más elaborados y abstractos. Para cada nivel, se suelen asociar verbos de acción que ayudan a formular objetivos de aprendizaje claros y medibles.

  • Recordar: Verbos como “enumerar”, “describir”, “identificar” o “listar”.
  • Entender: Verbos como “clasificar”, “explicar”, “resumir”, “inferir”.
  • Aplicar: Verbos como “demostrar”, “resolver”, “utilizar”, “ilustrar”.
  • Analizar: Verbos como “comparar”, “relacionar”, “diferenciar”, “categorizar”.
  • Evaluar: Verbos como “criticar”, “valorar”, “justificar”, “concluir”.
  • Crear: Verbos como “diseñar”, “construir”, “formular”, “componer”.

Estos verbos resultan de gran utilidad para los docentes cuando formulan los objetivos de aprendizaje, pues los ayudan a definir con precisión cuál es el resultado esperado en términos cognitivos. Además, sirven para diseñar actividades y tareas que se ajusten al nivel de complejidad que se desea alcanzar. Así, la taxonomía de Bloom no solo sirve como una guía teórica, sino como una herramienta práctica para organizar la enseñanza y la evaluación.

Cómo aplicar la taxonomía de Bloom en el aula

Entender la taxonomía de Bloom y conocer sus niveles es solo el primer paso. La clave radica en saber cómo integrarla de forma efectiva en la práctica docente diaria. A continuación, presentamos algunos consejos:

  1. Identifica los objetivos didácticos
    Antes de preparar tus sesiones, decide qué competencias o resultados de aprendizaje quieres obtener. Utiliza la taxonomía de Bloom para elegir el nivel de complejidad cognitiva que mejor se ajuste a la etapa educativa y a la materia.

  2. Formula objetivos medibles
    Emplea los verbos sugeridos por la taxonomía para que tus objetivos sean claros y medibles. Esto facilitará tanto la elección de las actividades como los instrumentos de evaluación.

  3. Diseña actividades variadas
    Asegúrate de incluir tareas que cubran distintos niveles de la taxonomía. Por ejemplo, empieza con ejercicios que requieran “recordar” y “comprender” los conceptos básicos y luego avanza a actividades más complejas que impliquen “analizar” o “crear”. De esta manera, los estudiantes tendrán la oportunidad de desarrollar múltiples habilidades.

  4. Utiliza estrategias de evaluación alineadas con los objetivos
    Si uno de tus objetivos es que el alumnado “evalúe” un fenómeno, no te limites a realizar una prueba de opción múltiple, pues esta solo medirá niveles inferiores de la taxonomía. Más bien, opta por evaluaciones más abiertas, donde el alumno deba defender o justificar sus juicios con argumentos.

  5. Fomenta la autorregulación
    Enseña a tus estudiantes a reflexionar sobre en qué nivel de la taxonomía se encuentran sus habilidades. De esta manera, podrán asumir un papel más activo en su proceso de aprendizaje y plantearse metas cada vez más ambiciosas.

  6. Retroalimentación continua
    Ofrece comentarios específicos que ayuden al alumnado a identificar en qué parte de la pirámide de Bloom se sitúan sus desempeños y cómo pueden ascender a niveles superiores. La guía y el seguimiento cercano son fundamentales para un progreso real y sostenido.

Beneficios de utilizar la Taxonomía de Bloom en la programación didáctica

  • Mayor claridad en la planificación: Los docentes pueden visualizar de manera más directa cuáles son los pasos cognitivos que el alumnado debe recorrer, facilitando la organización de las sesiones.
  • Incremento de la motivación: Al incorporar actividades que progresan de lo más sencillo a lo más complejo, el alumnado percibe un reto gradual y alcanzable, generando un mayor interés.
  • Evaluaciones más pertinentes: Ajustar los instrumentos de evaluación al nivel cognitivo deseado evita que se midan competencias inadecuadas o parciales.
  • Desarrollo integral de competencias: Fomenta habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la reflexión, esenciales en la formación actual.

Conclusión

En definitiva, la taxonomía de Bloom se presenta como una guía fundamental para la elaboración de propuestas didácticas que aspiren a un aprendizaje significativo. Al apoyarse en esta estructura jerárquica de procesos cognitivos y en la versión actualizada que introduce verbos de acción, los docentes pueden diseñar experiencias educativas que desafíen al alumnado de manera progresiva y coherente.

Ya sea que trabajes con niños de Educación Primaria, adolescentes de Educación Secundaria o estudiantes de formaciones superiores, la taxonomía de Bloom ofrece un lenguaje común y una hoja de ruta clara para estructurar objetivos, actividades y evaluaciones en pos del desarrollo integral. Con ella, se fomenta un aprendizaje centrado en la comprensión profunda de los contenidos y la mejora continua de las competencias claves para la vida académica y profesional.

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